Restauración del Atlas General de Gerardus Mercator (1585)

Gerardus Mercator (1512 – 1594), cartógrafo, filósofo y matemático nacido en Flandes en 1512, ideó un nuevo tipo de proyección cartográfica en el cual la tierra se representa sobre una superficie cilíndrica, de modo que las rutas náuticas se trazan como líneas rectas. El Atlas General de 1585 está compuesto por 73 mapas sobre papel de tina, estampados mediante procedimiento calcográfico e iluminados. Los mapas están montados sobre cartivanas. Contiene además un índice de  localidades y un retrato de Mercator.

La encuadernación original es de pergamino sobre núcleo de papelón, estampado en tapas delantera y trasera con un gran florón dorado.

La alteración más grave en el cuerpo del libro era la oxidación del papel causada por la oxidación de las tintas, especialmente las  de color verde. En estas zonas, las fibras habían perdido su cohesión y el soporte se había vuelto quebradizo, hasta el punto de
desprenderse y producirse en algunos mapas pérdidas muy considerables. Resultó imprescindible hacer una laminación temporal que permitiera manejarlos durante el proceso de restauración. El cuerpo del libro presentaba también suciedad general, desgarros, arrugas y algunas pérdidas de soporte. Sólo quedaban restos de las hojas de guarda.

 En cuanto a la encuadernación, la alteración más preocupante era la rotura de los nervios y de la costura, poniendo en peligro la unidad de la obra. Las cabezadas habían desaparecido casi por completo, aunque  quedaban restos de hilo. La principal alteración del pergamino era su deshidratación; esta originó grietas y pérdidas de materia que dejaban incluso parte del lomo del cuerpo del libro al descubierto. Además, al contraerse el pergamino por efecto de la deshidratación, se habían reducido sus dimensiones, por  lo que no llegaba a cubrir enteramente el cuerpo del libro.

Antes del proceso de restauración se fotografió
exhaustivamente la obra, se registraron todos los restos de la costura - nervios e hilos, puntos de costura, secuencia de cuadernillos – y se llevaron a cabo análisis químicos para determinar la solubilidad de los pigmentos así como el grado de acidez del papel.

Efectivamente, la desacidificación resultó el aspecto más delicado del proceso: los análisis dieron como resultado la gran solubilidad de los pigmentos por lo que no pudimos aplicar un tratamiento de desacidificación por baño. Sin embargo, la desacidificación del soporte era esencial pues podía reducir el avance la oxidación. Optamos por lo tanto por un tratamiento de desacidificación en seco.

 La laminación aseguró un segundo soporte a las zonas de papel que por su extrema fragilidad corrían riesgo de desprenderse. Sin embargo, aunque se haga con un papel de muy bajo gramaje, la laminación produce siempre un efecto velado, quitando algo de nitidez a textos o imágenes. En el caso del Atlas General la opción fue laminar por el reverso de los mapas, que sólo en algunos casos presentaban texto y, en lo posible, hacer laminaciones parciales.